«Existen tres posibles respuestas antes un diseño: Sí, No y ¡WOW!. Hay que aspirar a ¡WOW!.»

Con esta declaración de intenciones se presentaba Milton Glaser, referente en el mundo del diseño, nacido en el Bronx en 1929, y que moría de causas naturales en junio de 2020.
Formado en el High School of Music and Art y en la Cooper Union Art School de Nueva York, y mas tarde en la Academia de Artes de Bolonia (Italia), siempre se definió como un diseñador, no un artista, fascinado por lo que se podría transmitir con lo que salía de un simple lápiz.
Desde bien pequeño tenía claro que lo suyo era crear ideas, y llevó hasta los últimos días de su vida esta máxima. Siempre trabajando, siempre desarrollando ideas que lo han encumbrado como uno de los grandes del siglo XX. Incansable e inconformista, pensaba que si te guiabas por las bases del diseño, terminabas por no diseñar nada, pues hacías lo que todo el mundo podía hacer.
“Para diseñar bien hacen falta muchos instrumentos. Además de las buenas ideas, un amplio bagaje cultural y buena mano para dibujar, se precisan nociones de psicología, de semiótica.
Hay que tener capacidad de síntesis y saber dar siempre con lo más sencillo y comprensible; necesitas un buen conocimiento del lenguaje y algo de antropología para controlar la evolución histórica de los símbolos y las imágenes (…)
Cuanto más sabes de todo eso, menos errores cometes”.

Milton Glaser: Un hito de sólo cuatro caracteres
Junto con Seymour Chwast, Edward Sorel y Reynold Ruffin fundó en 1955 la Pushpin Graphic estudio de diseño con el que comenzó a despuntar.
Siendo ya un reputado diseñador cuando en 1967 diseñó el póster de Bob Dylan que marcaría las bases de su trabajo. Lineas simples y sencillas, mezclando colores y trazos islámicos, que lo definirían.
“Cuando te planteas un cartel, intentas atraer a la gente, y para eso puede valer casi todo, desde las ideas divertidas hasta el impacto visual. Me gusta captar la atención mediante contradicciones que exciten la imaginación; no me gusta andar por caminos trillados”.



Una de sus cumbres la marcaría en 1977 cuando diseño el logotipo archiconocido y ultrareproducido de I ♥ NY, esa tipografía simple con el corazón rojo, que se quedaría para la posteridad como la marca visible de una ciudad que salía de una gran depresión.
Con los años se ha quedado marcada a fuego, incluso recuperándola tras los atentados de Nueva York en 2001, con el complemento «Ahora más que nunca» y ese corazón ensombrecido.

A lo largo de los años, Glaser ha trabajado para innumerables publicaciones, que contaban con él como un elemento de distinción y calidad, todo el mundo le conocía, suyos fueron los diseños de las revistas Jardin des Modes, L’Europeo, New West, L’Express, Manhattan Inc, Channels, Lire, The Washington Post Magazine, Village Voice, New York ó Paris Match, entre otras.
Así como de portadas para discos de Aretha Franklin, Nina Simone, Lightning Hopkins, Mahalia Jackson, Hug Masekela y el logo para el sello Asylum Records.
Trabajo en España y Galardones
En la década de los 80 estuvo trabajando en España, rediseñando el periódico La Vanguardia.
Durante dos años estuvo inmerso en el proyecto, conociendo a la perfección Barcelona, de la que llegó a decir «Lo que más me gusta de esta ciudad es su combinación de sofisticación e ingenuidad, dos características opuestas que aquí parecen fundirse”.
En 2004 el Cooper-Hewitt, Smithsonian Design Museum, donde se encuentra expuesto el esbozo que diseñó de I ♥ NY, un trozo de sobre con el texto en lápiz rojo, le concedió un premio a su carrera.

Cinco años después, en 2009, recibió la Medalla Nacional de las Artes de manos del entonces presidente Barack Obama. Glaser fue el primer diseñador gráfico en recibir ese galardón.
Durante la campaña de Obama también diseñó el mítico cartel publicitario con la cara del que fuera presidente en dos tonos opuestos, rojo y azul, y el texto Hope (esperanza) bien definido. Ha sido copiado hasta la saciedad, en carteles, revistas, sellos, insignias…
En sus últimos años, ha muerto a los 91 años, justo el día de su cumpleaños, Glaser seguía trabajando desde su casa, odiaba las oficinas.
“Siempre estoy ocupado con algún encargo, especialmente los fines de semana, cuando me voy a nuestra casa en Woodstock con varias carpetas de asuntos pendientes. Soy incapaz de dibujar o diseñar en la oficina. Trabajo siempre. No hago otra cosa”.
El último trabajo en el que estaba involucrado era una campaña relacionada con el Covid-19, «Together» un compendio de tamaños y tipografías que permanecían juntas unas con otras, enfatizando el propósito del diseñador de afrontar la pandemia unidos.
